El punto de partida es dar un papel relevante a la intuición, porque es un saber poderoso. Últimamente hice una serie que llamé paisajes primordiales, relacionados con el origen de la creación y con las formas simples de círculos y espirales, que son las formas de las galaxias, de los planetas, de las nubes, de los primeros dibujos infantiles y de las copas de los árboles. En este recorrido he llegado a estos paisajes que serían enlaces de esos otros, donde incorporo estructuras dentro del paisaje, que hacen alusión a casas, torres o edificios. Esos elementos que se incorporan al territorio, construidos por el hombre en la línea del tiempo.
Los paisajes intuitivos del mundo interior, dialogan con las formas de los elementos de la naturaleza, estableciendo afinidades, compartiendo volúmenes o delimitando espacios, pero huyendo de la mimesis en cuanto al detalle o color real. A la vez es una forma de experimentar con el azar.
Llegado a este punto me gustaría aludir a Aristóteles cuando decía "La finalidad del arte es dar cuerpo a la esencia secreta de las cosas, no el copiar su apariencia". Esa "esencia secreta" en mis pinturas, son otros paisajes, con otras perspectivas, con otras luces, que configuran otra realidad y donde el color y la materia nos sirve en un juego de combinaciones, para hacer vibrar algún punto de nuestra emoción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario