En pintura cambio los colores reales y busco formas que se acomodan a mi imaginario. Hay un mundo exterior pero también interior. El exterior se muestra tal cual es, pero para percibirlo con nitidez, me sacudo las creencias, como el que se limpia los cristales de las gafas, y apago las ondas hertzianas, donde los mensajes se suceden, para que no alteren mi subjetividad. Entonces veo más lejos y más cerca y lo que está ahí no es independiente del que mira. El horizonte es una línea real, no imaginaria, que se aleja según te acercas, mostrándonos así la inmensidad. El interior se nutre de lo observado y lo proyecto valiéndome del oficio, entendiendo éste como aprendizaje reglado, más las aportaciones autodidactas.
En estas pinturas hay unas referencia a los dibujos infantiles, directos, expresivos y con garabatos como los que están en la segunda pintura. El contenido es movimiento, direcciones, color, y la misma pintura, entonces ésta, se convierte en territorio. Geografía para explorar con la mirada, por donde discurren las pinceladas, juntándose, separándose, o surpeponiéndose. Formando espacios densos o transparentes. Todo a la vez.
EL ARBOL DE LA ISLA Acrílico papel. 70x100 cm. Año 2021. JCuenca |
LA ISLA MISTERIOSA. Acrílico papel. 70x100 cm. Año 2021. JCuenca |
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